lunes, 11 de enero de 2016

LA REINA DE LA NAVIDAD

En estos momentos en que no puedo pensar porque tengo gambas ocupando mi hipotálamo. Ahora que tampoco puedo hablar y sólo soy capaz de balar, porque el cordero que me he hincado está asomando su hocico por el mío. Tampoco puedo moverme porque los turrones me han bajado a los tobillos y los tengo como Carmen Sevilla...  y sólo puedo escribir… me pregunto, os pregunto: ¿Qué significa la Navidad???.
Pues si de verdad somos realistas, vamos a dejarnos de misas del gallo, religiones y nacimientos... La Navidad es comer hasta reventar.


Son esos días que tu madre lleva preparando dos meses antes, haciéndose calendarios de menús como si una bomba atómica fuese a arrasar tu pueblo y tuvieses q sobrevivir en un búnker 3 años. Donde abres los armarios de tu casa y parece un almacén del Macro.


Esa época en la que empiezas a comer un jueves a las 9 de la noche del día 24 y te levantas de la silla el día 7 de enero con más tripa que la madre de Falete antes de dar a luz. Cuando has bebido tanto alcohol que si te cortas un dedo trinchando el cordero cauteriza en 3 segundos.


Un tiempo donde ejercitas la mente más que con un sudoku, haces un rastreo inicial a la mesa y en un segundo calculas los comensales y sabes que tocas a 2 nécoras, 4 ostras, medio plato de jamón, 2 patas de pulpo, botella y media de cava, y si andas fino, le levantas cuatro almejas a tu sobrino que como no sabe cómo comérselas (ya aprenderá, ya...). Eso sí, si una semana más tarde tienes que pagar unas cañas de 30 pavos entre 3, dices que otro haga las cuentas que tú eres de letras.

Unas semanas en las que tú madre no sale de la cocina, te acuestas y está ahí, te levantas y está ahí y crees que se ha puesto un saco dentro del horno y duerme abrazada al cochinillo haciendo la cucharita.


A nadie le importa un cuerno q Jesús naciese en un portal, aquí a la mula nos la zampamos, cambiamos la mirra por la birra y si hay suerte se toca la zambomba. Un Belén donde ya no quedan vírgenes, los reyes están de capa caída o más bien en ropa de cama, vienen a pie porque son más de estar por casa. Son más de elefantes que de camellos y más de Noós que de Yes, we can. El negro no llega por el tratado de Schengen, los peces están en los platos y sólo queda la espina y los q beben en el río y hasta el agua de los floreros son... Los pastores, o la Pastor y su marido. Y lo único en lo q piensas cuando acaba es en estar como el caganet del Belén, soltar todo lo q has engullido en las navidades y dejar el baño como la zona cero. Amén. 

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